dissabte, 27 de març del 2010

Un editorial ponderat

M'ha agradat la ponderació de l'editorial de La Vanguardia d'avui, sobretot les tres últimes frases. Jo mateixa estava ja una mica trasbalsada les últimes setmanes, llegint tot això tan desagradable que sortia a la premsa sobre aquest tema, i l'article m'ha ajudat a mirar-m'ho amb més distància i, suposo, més "objectivitat". De fet, m'ha sorprès favorablement llegir una cosa com aquesta, amb la que està caient. Copio tot el text, tal qual.

La honestidad de los sacerdotes

Un escalofrío recorre la columna vertebral de la Iglesia católica y excita los sensores de un mundo cada vez más sometido a la ley del escándalo. La sucesión de denuncias sobre abusos de menores en instituciones religiosas (colegios y seminarios, principalmente) focaliza desde hace semanas la opinión pública. Ante la gravedad de los hechos denunciados, especialmente en la isla de Irlanda, el papa Benedicto XVI respondió el pasado día 19 de marzo con una carta pastoral, escrita de su puño letra, en la que pide perdón a los damnificados y emplaza a los inculpados a responder "ante Dios y los tribunales". En su mensaje a los católicos irlandeses, el Papa dice sentirse "avergonzado". Pero el goteo sigue. Y seguirá. Una avalancha mediática se ha puesto en marcha. El diario católico italiano Avvenire hablaba hace unos días de "oleada de pánico moral".

Hay unos hechos que son ciertos. Ocurrieron y han sido denunciados por quienes los sufrieron. Desde el estallido de un primer gran escándalo en Estados Unidos, hace ahora diez años (antes del fallecimiento del papa Juan Pablo II), no han cesado de desvelarse episodios escabrosos. Ayer mismo, el movimiento católico Legionarios de Cristo pedía perdón por la "reprobable" actitud de su fundador, el fallecido sacerdote mexicano Marcial Maciel, del que se ha acreditado una triple vida: católico rigorista, padre de tres hijas de dos mujeres distintas y acosador de seminaristas. "Una ola de pánico moral". El diagnóstico del rotativo Avvenire seguramente sea el correcto.

Hay unos hechos ciertos, que conmueven a la sociedad y angustian a los creyentes. Y hay también un claro intento de focalizar el grave problema en Benedicto XVI, puesto que el actual Papa fue prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio) durante el pontificado de Karol Wojtyla. El cardenal Joseph Ratzinger fue el guardián de la ortodoxia; el gran rectificador del concilio Vaticano II. Ahora no son pocos los que quieren hallar debilidades y contradicciones en su antigua labor de vigilancia.

Vemos bailar estos días los viejos prejuicios anticatólicos, que beben de muy diversas fuentes e intereses. Fruto de dos mil años de civilización, la Iglesia de Roma es una de las pocas realidades contemporáneas capaces de confrontar la tradición con los espasmos del mundo globalizado. No se somete. Y eso irrita. Y obliga, por tanto, a una extrema ejemplaridad.

El abuso de menores es una patología que los nuevos códigos de la humanidad no toleran. Y los tiempos de la autoridad religiosa coercitiva se han acabado en Occidente (ojalá acabasen también en Oriente). Esas son las coordenadas de la "ola de pánico moral". La Iglesia católica debe estar a la altura, pero toda persona de bien sabe que sacerdotes y religiosos son, en su inmensa mayoría, personas honestas y entregadas a un alto ideal. Ninguna ola mediática debiera aturdir la inteligencia. Todo intento de linchamiento moral de los eclesiásticos es radicalmente inaceptable.

Opus Dei i capellans pederastes
Abusos sexuals i avortaments
Els abusos sexuals dels capellans són pel celibat?
A tot arreu hi ha fang quan plou
Més sobre celibat i pederàstia
El Vaticà i els capellans pedòfils
El celibat no causa la pedofília
Tothom s'exclama, jo també
Una altra opinió ponderada
I una tercera
I la definitiva
Parla el papa
Composició de conjunt - 1
Composició de conjunt - 2

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